Eat&Diet

Lista de ingredientes de un alimento

La lista de ingredientes que componen los alimentos que compras es un buen indicador de su valor nutritivo. Aquí os dejamos algunos consejos fáciles para entenderlos:

  1. Los ingredientes se clasifican por cantidad. Los que aparecen primero son los que constituyen la mayor parte del alimento. Por ejemplo, si una crema de verduras declara en su etiqueta: agua, zanahoria, patata y sal, significa que el ingrediente mayoritario es el agua.
  2. Evita los alimentos que contengan muchos nombres complejos. Suelen ser los  conservantes y aditivos alimentarios.
  3. Divide la cantidad de azúcar presente en el alimento entre 4 para obtener su equivalencia en cucharillas de café. Por ejemplo 40gr de azúcar equivalen a 10 cucharillas de café.
  4. Evita los alimentos con alto contenido en Sodio (Sal).
  5. Consume alimentos que contengan el menor número de ingredientes posible. Cuanto más sencillo es e alimento, menos probabilidad tiene de contener azúcar, sal o materias grasas añadidos.
  6. Evita aquellos productos alimentarios que contengan aceite de palma o simplemente indiquen que contienen «aceites o grasas vegetales» sin detallar el origen. Seguramente serán de baja calidad.
  7. Evita alimentos que contengan demasiados ingredientes terminados en «-osa», como sacarosa, fructosa: se trata de azúcares.
  8. Evita los alimentos que contenga jarabe de maíz, que es rico en fructosa y por tanto en azúcar.
  9. Evita los alimentos que contengan grasas trans o saturadas.
  10. Ciertos alimentos muestran su valor nutritivo. De esta forma, puedes comparar fácilmente los aportes de calorías, lípidos, glúcidos y proteínas entre dos alimentos.
  11. La fecha de caducidad figura en los alimentos perecederos (carnes, pescados, productos lácteos, huevos, etc…) Un producto que sobrepase la fecha de caducidad no debe de ser consumido, ya que existe riesgo de intoxicación alimentaria.
  12. La mención «consumir preferentemente antes de…»  figura en los productos poco perecederos, como la leche o los refrescos. El consumo del producto más allá de esta fecha no supone riesgo, pero su sabor, olor, color o su valor nutritivo pueden verse alterados.